martes, 2 de octubre de 2007

Cuanto creí saber de ti lo ignoro. Me quedan entre otras cosas la música de tu voz, la riqueza en el tono, la claridad en el habla, el timbre justo, la certeza de tu entonación. A veces creo sentir tu voz en el momento de su nacimiento, tras el pálpito discreto de tus pulmones, y la voy siguiendo: soplo que comienza a madurar en la glotis y en las cuerdas vocales y termina de formarse en el borde mismo de tus labios. Me es posible abstraerme de todo, centrarme en tu voz, verla: veo ondas sonoras desplazándose armoniosamente, sucesiones de pura matemática, poesía sin necesidad de decodificación. De las palabras no puedo decir nada. Desarraigadas y livianas, se las llevó el tiempo; y de ellas nunca más se supo.

No hay comentarios: